Con un enfermo en casa.

Para esta mañana la casa finalmente era casa. No hay más ropa de maletas que sacar, no hay cosas que hagan bulto por aquí, ni pinceles con pintura por allá. Todo se ve algo pelado, pero de a poquito va cobrando vida, ¿Te gusta Jose, verdad? A mi me gusta y mucho...

Celebramos por que las cosas cada día están mejor.

Jose volvió esta tarde de Madrid. Viajó para allá a buscar su tan anhelado certificado de doctor, ahora puede trabajar acá de médico verdadero y eso nos pone contentos. Lo malo es que llegó ultra mega enfermo y ahora hace como que descansa a mi lado, pero en realidad rabea por que le molesta el sonido que hago al escribir.

No me gusta que Jose se encuentre enfermo, por que como él es el médico de la familia todo se torna un tanto extraño en casa cuando el enfermo es él y el doctor yo. No es que sea enfermizo el Jose, pero claramente se enferma más que yo. De lo que llevamos juntos se ha enfermado, con esta vez, más de cuatro veces y siempre de la misma cosa: resfrío. Yo creo que le pasa por que es porfiado y sale sin bufanda a la calle, anda a pies descalzos sobre el piso helado y por sobre todo por que es peladito y no se pone gorro a veces. Pobre...me da pena verlo así y me da también la rabia conmigo porque no soy como él y no tengo conocimientos básicos de como contrarrestar sus bichos, no se de acupuntura, ni menos del cuerpo humano. Que asco de marida soy!

Lo que si le he prohibido es que se levante mañana a hacer trámites y ello no es por que piense que mi estricta orden sirva de algo para su recuperación, sino por que considero que cuando uno está enfermo necesita de alguien que le prohíba cosas por que si!, ya que eso hace que uno se sienta cuidado y absurdamente protegido. Lo que si puede leer todos los cómics que desee y ver tantas veces quiera "La que se avecina" en mi compañía (Un programa Español de chiste que nos obsesiona desde hace más de un mes).

Y se que para cuando leas esto Nanito, de seguro te sentirás mejor...

Es una promesa.